Hace unas semanas me fui de viaje a Italia con unas amigas. Volamos desde Barcelona a Nápoles y allí alquilamos un coche para recorrer la Costa Amalfitana, el sur de Italia y Sicilia. Sin embargo, nuestra primera parada fue la mítica ciudad de Pompeya, ya que no queríamos dejar de visitar este impresionante enclave histórico. Pompeya fue una ciudad de la antigua Roma que quedó sepultada por la gran erupción del volcán Vesuvio en el año 79 d.C. Precisamente, gracias a esa terrible desgracia la ciudad logró conservarse prácticamente intacta, con muchos de sus edificios y elementos decorativos en pie. De hecho, una de las imágenes más impactantes del lugar es el punto en el que se pueden ver los cuerpos de algunos habitantes cubiertos por la ceniza de la erupción.
Después de la erupción del Vesuvio Pompeya permaneció en el olvido hasta que fue redescubierta en el siglo XVI, siendo en 1748 cuando comenzaron las excavaciones para desenterrar la ciudad. Desde entonces se han sacado a la luz 45 hectáreas de terreno, así que si tenéis pensado visitar estas ruinas dedicarle como mínimo un día, porque hay mucho que ver.
La entrada para visitar la ciudad es de 13 euros. Yo os recomiendo que hagáis una visita guiada, porque si no simplemente os dedicaréis a ver las ruinas sin saber qué era cada edificio. Además, si vais en verano preparaos para pasar calor, llevad un buen sombrero, protector solar y botellas para rellenar con el agua de las fuentes que hay en diferentes puntos del recorrido.
Dress: Zara (Old)
Bag: Michael Kors
Sandals: Oysho (Old)
Sunglasess: Ray Ban
Canotier: Stradivarius (Old)